CRÓNICA DE UNA QUEDADA
Quedada primera: Un buen comienzo...
Es pronto por la mañana, antes de lo que normalmente acostumbran a comenzar los buenos domingos, pero este día tiene algo que lo hace diferente a los demás. Éste día me dirijo, al fin, a la primera quedada de Atecas organizada en el ya veterano foro del Club Seat Ateca. Éste día voy a ver, si el pronóstico se cumple, más Atecas juntos de los que nunca he visto (el número en ese momento es de dos), y voy a poner cara a algunos personajes que, hasta ese momento, han existido únicamente en mi móvil y mi ordenador. La situación es, por tanto, un tanto atípica y confieso que estoy un poco nervioso.
El Ateca no muestra la pereza matutina que puedo tener yo, y avanza por la C-17 en dirección a esa gasolinera de las afueras de Mollet que, según el meticuloso
plan preparado por
@David Padilla, constituye el primer punto de encuentro.
A mi lado va sentada mi mujer, una aventurera e incansable compañera de viajes que, aunque no ha parado de llamarme “friki” desde que le conté esta empresa, ha decidido que es lo suficientemente interesante como para acompañarme.
Acercándonos ya al punto 1, en una curva de izquierdas, aparece por nuestra derecha la gasolinera y en ella se distinguen a la perfección dos Atecas, relucientes, uno plateado y otro blanco, aparcados el uno al lado del otro.
Son los compañeros
@JoseMi y
@xavi1961, que conversan tranquilamente tras sus vehículos. Aparco y, tras esperar el minuto de rigor, paro el motor y me dispongo al fin a conocerlos.
Pasa muy poco tiempo cuando hace entrada el Naranja Samoa de
@David Padilla, él y su mujer se unen también a la conversación. La mañana es fría y vamos haciendo las presentaciones. En cuestión de minutos hace entrada el majestuoso azul Lava de
@eugin.
Vamos rompiendo el hielo mientras el frio se apodera de nosotros. Tenemos cinco imponentes Atecas juntos y la vista es digna de mención. Los rodeamos, los miramos desde distintos ángulos y empezamos a hacer las primeras fotos. Vamos comparando algunos detalles del exterior, pequeñas diferencias que vemos, y sorprende en general lo que cambia el mismo coche en función del color. Observo como los blancos parecen ligeramente más pequeños (un claro efecto óptimo), o como el Naranja Samoa, a la luz matinal del día nublado, no es tan vivo como había pensado que sería. Lo que más me sorprende es lo bien que queda el Azul Lava en el Ateca, ese coche se ve precioso, todos lo son, y juntos aún más…
Finalmente hace su aparición el compañero
@XMadMax, justo cuando todos nos empezábamos a preguntar que había sido de él. Ha llegado un poco tarde pero tiene una buena excusa, pues él, a diferencia de los demás, trae el Ateca hasta arriba, pues viene con su mujer, sus dos hijos y un adorable y pequeño perrito…
Todos tenemos ganas de tomar algo caliente y guarecernos del aire matinal, pero decidimos ir tirando para Ripoll y encontrarnos allí con el resto de la expedición, así que, tras conocer a
@XMadMax y a su familia, nos ponemos en camino…
Conducir en caravana con otros 5 Atecas es… como explicarlo, se tiene que vivir. Yo voy penúltimo y mi mujer aprovecha la vista de los 4 Atecas que nos preceden para tomar algunas fotos en ruta. El Ateca en movimiento se ve impresionante. Delante llevo el blanco de
@JoseMi, pero todos ellos tienen una presencia y una majestuosidad cuando los ves en marcha, que hacen que, en ese momento, entienda porqué la gente los mira tanto al pasar.
Ese efecto de atracción se ve ahora ampliado, pues somos seis, y observamos cómo la gente, desde los coches, nos mira, incluso desde el carril en sentido contrario. Yo, mientras conduzco, siento que estoy formando parte de algo, casi como si fuéramos pilotos de la Seat que han salido una mañana a probar unas unidades pre-serie…
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@David Padilla nos guía desde la cabeza del Convoy y mantenemos un ritmo bajo, de unos 80 km/h. La C-17 muestra algo de tráfico a esta hora de la mañana y algunos “intrusos” (pocos la verdad) se atreven a colocarse entre los Atecas, aunque la columna de SUVS rápidamente se organiza para adelantar a los “infiltrados” y volver a juntarnos.
Llegamos a Ripoll y casi ni me he enterado. Allí nos esperan otros dos Atecas, uno blanco y uno negro, de @ marcgr7 y
@AT K, respectivamente.
Aparcamos todos los Atecas de frente en batería, uno al lado del otro, y cuando salimos de los coches, la imagen es espectacular… La columna de Atecas es larga e imponente, como también lo es la cantidad de gente que nos hemos reunido, entre nosotros, nuestras mujeres y algunos otros familiares que no han querido perderse la ocasión. El parking enfrente del Lidel se llena de gente, presentaciones, besos y abrazos:
- ¿Tú quién eres? –
- Yo @Marcgr7 – contesta mientras me estrecha la mano.
- Encantado, yo soy @RaulKO.
La verdad es que, con algunos (cuyos nombres no diré), la presentación en persona es una mera confirmación de lo que ya sabía, de lo que he visto y percibido a través del foro, y es como si ya los conociera… Otros con los que no he interactuado tanto en el club se muestran interesantes y conocedores del Ateca…
Aprovechamos para hacer algunas fotos antes del desayuno, y es que hemos reunido ocho bestias de Atecas que yacen aparcados todos juntos, casi nada… Es ahora cuando nos enteramos de que la compañera
@NuriaS, a la que todos teníamos muchas ganas de conocer (y todos sabíamos que ella tenía muchas ganas de venir), no podrá asistir al encuentro por causa de fuerza mayor. Todos lo lamentamos a la vez que sabemos que, tarde o temprano, la conoceremos…
Entramos en el local y comprobamos que
@David Padilla ha hecho bien su trabajo, pues tenemos una gran mesa reservada. Aun así, somos tanta gente que se requiere algún movimiento de ingeniería de última hora para acomodarnos todos. El desayuno discurre de forma amigable y se van creando sub-núcleos de conversaciones alrededor de la gran mesa.
@AT K comenta una experiencia que ha vivido hace poco que involucra un cambio automático nuevo, un sistema auto-hold desconocido hasta la fecha y un aparcamiento en pendiente. Los que estamos cerca escuchamos y damos nuestra opinión.
La velada transcurre de forma agradable y todos pedimos bocadillos y café o refrescos. Cada vez la cosa fluye con más naturalidad y tanto hombres como mujeres (y niños/as) participamos.